Prólogo
a una pregunta
Más de una vez me he preguntado
¿por qué escribir?
Y dentro de este interrogante,
¿por qué escribir ficción?
Aún no he hallado la respuesta
definitiva, porque no hay una sola respuesta.
Si sé que mi intención al
redactar, es narrar, contar, relatar, en definitiva, transmitir lo que costó
esfuerzo, energía y tal vez atrevimiento, y por sobre todas las cosas, la
necesidad imperiosa de decir con palabras escritas aquello que hemos sentido,
soñado, o imaginado.
Nos permite abrir las alas de la imaginación y llevarnos
lejos. Volar por lugares y situaciones que jamás pensábamos encontrar.
Expresamos inquietudes, deseos, aspiraciones, fantasías,
obsesiones y hasta parte de nuestros recuerdos.
Todo se amalgama, todo se ensambla, para dar a luz un
conjunto de emociones, que nos hace sentir que realmente vale la pena.
¡Sí, escribir, vale la pena!
Vale la pena porque es un modo de vivir, es una relación
que nos permite percibir y experimentar lo que nos rodea. Abre la puerta a un
mundo impensado, desconocido, donde somos el nexo de unión, en este
sorprendente viaje hacia la ficción. Escribir encierra conmociones, sutilezas,
ironía y por sobre todas las cosas… pasión.
Muchas veces tratamos de explicar lo inexplicable.
Nunca tenemos certezas. El tiempo no es nada, no es
medible. No nos desvivimos por el ayer. No pretendemos ser el mañana. Nos
hacemos a nosotros mismos, sin límites, porque un segundo es la vida entera.
En un segundo se nace y en un segundo se muere.
Debemos crear, crear y crear para que la magia no se
detenga nunca, porque además, disfrutamos la necesidad que nos brinda la
escritura: comunicación.
Estas páginas se abren en infinitas disyuntivas. Adentrarse
en estas narraciones abre un universo ilimitado de posibilidades. Aparecen variados
caminos, selvas lujuriosas y desiertos quemantes, librados a la imaginación.
Cada lector deberá leerlas y re-leerlas, para darles su propia interpretación.
Esa es la magia de la escritura, mutarse, transformarse de
acuerdo a quien la lee.
La narrativa vocifera, revela, manifiesta, acusa, hace
reír, pensar y recapacitar.
Esta tarea requiere esfuerzo, dedicación e intelecto y una
habilidad especial: una destreza fantástica donde entran en juego la técnica,
la perseverancia y el talento. En las escasas páginas de un cuento breve,
buscamos un arduo equilibrio entre armonía y proporción, entre rapidez para
narrar y capacidad para mostrar ese mundo. No es poca cosa.
No se es escritor por haber elegido decir ciertas cosas, ni
por la forma de escribir, sino por los sentimientos que producimos en el lector
cuando nos lee: un recuerdo, una interpretación, una visión. Tal vez, hasta se
haga partícipe necesario de nuestra narrativa; porque cuando cerramos un libro
jamás somos los mismos.
La magia de la escritura es
abrir las puertas a un mundo impensado, que tal vez nos haga sentir mejor y tal
vez, ser mejores.
Creo en lo más profundo de mi
mismo que la escritura es libertad, eso es todo.
Bienvenidos a la aventura de narrar !!!!
ResponderBorrarSalud estimado amigo!, gracias por abrirnos las puertas.
ResponderBorrarFelicito por la creaciòn del blog.
Abrazo!
Gracias Ricardo. La idea es compartir. Abrazo !!!
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